sábado, 15 de diciembre de 2012

La sordera




Terminé la charla y Halcón seguía mirando su laptop.
- ¿Alguna pregunta? -dijo, sin mirar a nadie, breve y con mueca de enojo.
Años atrás, de manera imprevista, me señaló con el dedo y tuve que responder.
-¿Sabes qué? -mirando a todos los alumnos-. Esa lectura que has hecho es errónea.
De la misma manera que en aquella oportunidad, ahora, quedé pensativo y mortificado, silente y reflexivo. Me acerqué a Halcón, qué pasó realmente, quien me miró con rudeza. "Trabaja", me dijo. "¿Leíste mis observaciones a tu ensayo?". Sí, por supuesto. "Trabaja, entonces". Le di la mano. Mis compañeros se acercaron a la salida, bromistas ellos, mientras Lenin hablaba. "Abarcaste mucho, camarada". De regreso a casa, el bus repleto, taxi en plena avenida.
Mi esposa me besa y me mira a los ojos: "¿Qué te pasa?".
-No sirvo para estas cosas.

La mañana siguiente, previo Xanax, me ofreció otras luces. Entré al aula y saludé a los alumnos entre el ruido propio de su edad y la llegada apurada del Normativo. Dejó los materiales sobre el pupitre y conversamos unos minutos. "Mira, hacemos esto, esto y terminamos la clase. Realmente, estoy cansado. La maestría en la universidad me tiene así, alterado". Empieza la sesión y los jóvenes se reúnen en grupos. Converso de cerca con ellos, observo sus errores más evidentes, intento explicarles, razonamos en conjunto. Una hora después, con los trabajos supuestamente culminados, el Normativo habló en plena clase. "Chicos, mañana tenemos evaluación. Quiero que traigan solo el diccionario. Nada de papeles innecesarios ni equipos electrónicos y...". Varios murmullos en el aula y el Normativo me mira fastidiado. "Chicos, mañana tenemos evaluación. Quiero que...". Al fondo, una rubilinda observa su dispositivo móvil y otros hablan sobre sus clases de notas y arpegios. "Chicos...". El Normativo me observa y respira. "Bueno, ya no les digo nada. Vean ustedes". El aula enmudece. Me llaman desde varios puntos y me acerco circunspecto. "Douglas, ¿qué dijo el profesor?". Les pedí que guardaran silencio. Minutos luego, desde otro lugar, una alumna trató de corregir al Normativo sobre todos los materiales para la evaluación. "¿Acaso estás sorda? ¿Acaso pedí eso?". La alumna guardó silencio, no miré ningún rostro y continué mi paseo alrededor de los pupitres. Al rato, almorzaba con el Normativo en el restaurante de la universidad. Abrí el táper que mi esposa me prepara para estas horas del día. Panes con pollo más manzanos. El Normativo se pidió arroz, puré, pollo y un vasito con gelatina roja. "Mira, Douglas, el problema de las ciencias sociales y humanas es que no nos escuchamos".

Llamada teléfonica tempranera. Lenin me pide que no me desmoralice. "Tu exposición sobre el Characato deberá ser mejor", le digo. "Ya mandé el correo sobre las lecturas. Halcón es así: una mierda cuando quiere serlo". Por los pasillos del Posgrado, después del curso del Ensayista, conversé unos minutos con mis amigos y les comenté que la oficina estaba repartiendo el carné universitario. Prometieron libros, links, un mejor seguimiento de mi próximo ensayo. Camino con Lenin hacia el paradero del bus y trató de animarme. "Sinceramente, si me quiere reprobar, que lo rehaga". Mi compañero sonríe y me cuenta sus planes para su exposición del martes. "Suerte", le digo, sin prestarle mucha atención, y me detengo en el paradero. Es hora de regresar a casa. "Pisadazo", me grita mientras me despido.

Con Kika, fue otra la experiencia. Reunidos ya todos los alumnos (las clases tempraneras y la puntualidad son contradictorias), la profesora decidió interrogarlos desde sus pupitres. No solo no habían cumplido con presentar las tareas asignadas, sino que nadie había revisado las lecturas para ese día. "Pérez, ¿qué nos dice la primera fuente?". "Este, la fuente, acá dice que...". "La fuente, hijito, la fuente. ¿Estás en clase". A su lado, la Hipocondríaca levanta la mano varios veces. "Profesora, profesora...". Los alumnos respondían ante cada caminata de Kika. "Estoy esperando que me digas, alumna Kanashiro... ¿Hasta qué hora espero?". Durante toda una mañana, después de clases, Kika y yo conversamos en un cafetín sobre su vida familiar, su futuro bebé y lo preocupada que estaba por esta sección que le había tocado. "Algunos casos clínicos", dijo, y no creo que me lo haya dicho a mí. "Palacios, ¿tienes ya la respuesta?". Conversé con los alumnos y les pedí que revisaran con mayor calma las lecturas dejadas para hoy. La Hipocondríaca respondía, un poco confusa y apresurada. Kika apuntó en un cuaderno y continuó preguntando a los estudiantes de las últimas carpetas. Silencio y algunas frases mal organizadas. "Gracias", respondió, y regresó a su pupitre. "Douglas, por favor, puedes explicar ese punto a los chicos". Mientras me acercaba a la pizarra, la Hipocondríaca levantó la mano y trató de responder. Kika seguía mirando el monitor de la computadora. Llegué con mucha cautela al frente de todos y cogí los coloridos plumones. "Profesora, yo puedo responder...". Kika se levantó y caminó hacia el tacho de basura. Arrojó plumones gastados, papeles inservibles, empaquetaduras de golosinas. A lo lejos, debía ya empezar con las explicaciones, aunque la Hipocondríaca seguía con la mano levantada. "Esa chica quiere ser siempre el centro de atención cada vez que se le antoja. Se desmaya, hay que levantarle las piernas, sus amigas gritan", recordaba que me había dicho Kika ese día en el cafetín. "Profesora, usted no me hace caso". "No eres la única en esta clase". Salimos del aula, caminamos al cafetín y, cerca a la pileta, me confesó estar agotada.

A los días, la Panóptica la citó a su oficina. Una alumna, flacucha, repitente, con acné, se había quejado. A los días, desde la ventana del bus, un par de monjas continuaban conversando mientras un anciano les pedía unas monedas.

Día martes: salí tarde de casa, una repentina gripe de mi esposa, y llegué a la universidad cuando Lenin ya exponía. Halcón lo observaba hablar sobre el Characato. "Y aquí tengo unas notas hechas por una crítica de Brasil...". Miraba a Halcón. Jugaba con un bultito naranja, se acomodaba con cierto fastidio en su asiento. Si bien siempre había sido obeso, ahora lo era más. Demasiada Coca Cola, mucho alfajor.Observé a este y a su pequeña laptop. Lenin con sus ojos pequeños, diminutos, minúsculos, perdidos en esos lentes negros. "Y ya acabo, por favor", hizo una broma. Halcón de piedra, pensé. Tomábamos apuntes y tratamos de seguir el ritmo barroco de Lenin sobre el Characato. Finalizó, por fin. "¿Alguna pregunta?", dijo el Halcón, mientras recogía sus papeles dispersos sobre el pupitre. Y sin esperar nada, "volvemos en 15 minutos para las dos últimas exposiciones". Lenin se acercó al grupo, nos preguntó a cada momento "qué tal, qué tal", y todos les decíamos "bien, bien", y hasta el Tenista le dijo "lo que pasa es que tú quieres que te digamos 5 estrellas". Salí al pasillo, compré un libro en la librería de la facultad y regresé. Al rato, KT expuso sobre el Intelectual Barato. Más palabras, más palabras, revisiones, citas, comparaciones, colaciones, síntesis, apuntes, papeles llenos de notas, y el rostro de Halcón, quien jugaba con un bultito naranja, se acomodaba con cierto fastidio en su asiento. Si bien siempre había sido obeso, ahora lo era más. Demasiada Coca Cola, mucho alfajor... Finalizó KT y "¿Alguna pregunta", dijo Halcón. Sin esperar a nadie, le dijo al Aymara: "Lamentablemente, te toca apenas unos minutos de exposición". El Aymara habló para él, para Halcón, y Halcón lo felicitó. Casi unos pocos minutos. "Tu exposición ha sido buena. No como las otras, que, verdaderamente, han estado muy mal".

Luego de un silencio inusual, Lenin levantó la mano, le interrogó, le espetó, le cuestionó sus criterios. 

- Yo acá soy el profesor -le dijo, y dio por concluida la clase.
- Halcón conchadesumadre - soltó Lenin, a medida que lo veíamos alejarse casi jorobado, adusto.

De regreso a casa, por más que le insistí sobre el carné universitario, el cobrador no me dio vuelto.



lunes, 16 de enero de 2012

Música peruana de todos los tiempos: sus 10 canciones más huachafas


Dicen que el arte no tiene valores objetivos. Imposible determinar en qué nivel puede dañar al ser humano. ¿Orgánico, psíquico? Además, está el factor tiempo. Muchos productos artísticos tuvieron la mala suerte de ser reconocidos tardíamente, y viceversa. Sucede, también, que obras de arte se volvieron verdaderas antiguallas con el pasar de los años. O sea, crea una auténtica basura y verás a halagüeños y detractores por doquier. No importa: solo la axiología y el tiempo tendrán la razón. La prueba contundente que, a diferencia del caldo de gallina con salmonella o el cólera, no se sabe con certeza la magnitud de salud o daño que puede hacernos una canción, una pintura, una novela, una película, etc. A nivel cerebral, sí; posiblemente. Nuestra música peruana, no solo el rock (marco distancias), ha tenido verdaderas proezas respecto a un subgénero que merece su lugar en este humilde blog. Canciones absurdas, ridículas, grandilocuentes, conscientes, alborotadas; no necesariamente malas, pues no creo que haya sido su intención perennizar sus productos como joyas artísticas. Productos solo para licenciosos. Música que no tiene tiempo; que apareció en su momento, que nadie les paró mucha bola, pero que se introdujeron en el imaginario nacional, al punto que cualquiera la reconoce y la disfruta, pero casi todos simulan rechazarla. Letras repetitivas, intérpretes deplorables, ritmos pegajosos, etc. No sé. Acá las llamo "huachafas", y serían sus diez más importantes. 

¿Un champancito, hermanito?

 10. El HUAYNETÓN

Había oído rumores, pero no pensé, sinceramente, a alguien capaz de crear esta mezcla. Un auténtico engendro.



09. EL PERREO CHACALONERO
Un ejemplo contundente que nuestra música y nuestros valores pueden, aún, caer más bajo de lo que a veces suele caer. Con la voz del inefable "Chacalón Jr.", y acompañado de una coreografía que demuestra el poco respeto a la dignidad humana, el vídeo de marras.



08. LA ARRECHAZADA
Verdaderamente, este ranking me está costando más de lo que pensé. Para todos ustedes, el ejemplo viviente de la vulgaridad, ridiculez, brutalidad (y publicidad a la mala). Nuestra excongresista:



07. EL GRINGO ATRASADOR
No veo la serie, no tengo pensado jamás, pero sí que este vídeo merece este lugar. Con ese bailecito, definitivamente, me terminó de convencer.



06. LA BULLA
Los Sangre Púrpura siempre me sorprenden. Del rock estrafalario a la cumbia gaucha, estos tíos dejan su huella. En el bajo: Roger del Águila. "¿O sea que tú eres un bacán ...?



05. USA UN CONDÓN
Miki González; solo debemos recordar lo que hiciste en los 80 y ahora, que estás en la moda electrónica. Pero de los 90', carajo, hasta le hiciste coreografía a una canción llamada "El mar". Sin embargo, esta canción está para que te recuerdes que nadie es infalible.



04. CON SU HUEVO Y SU PAPA
Recontra, súper, archi, pastruleada de JOTACHE, baterista de los JAS. Sinceramente, quien se muestre indiferente ante este tema, no es del planeta.



03. YO FUI LORNA
Era necesario. Ni en las mejores ni en las peores. Los NSQ y NSC merecen un estado intermedio, irregular, pues cada canción está hecha a propósito. Los creadores del Chongo Rock y esta canción irresistible.




02. LA PITUCA
Toda la producción musical (¿?) de Tongo es huachafa; sin embargo, esta canción inauguró su sinuosa, grasosa y resinosa carrera actual, al punto que varias empresas lo solicitan como imagen corporativa. Cerramos el quiosco.



01. EL CARAMELO
Todas las palmas para esta canción, la más chuchumecona que se puede encontrar en el variopinto muestrario de rarezas musicales. Exagerada, simplona, kitsch, etc., esta canción de la ex de Mick Jagger tiene de todo. Absolutamente de todo. Impagable la escena de los "efebos" (que más parecen estilistas de barrio) añorando a la "Madre de todas las vedettes". Así, así....




Hay más canciones, por supuesto: "Salud con Pisco", del grupo Río; "Es mi Perú", de los We All Together; "Domitila", de Gianmarco; etc., uffff, es demasiado.

-1. VIEJO VERDE
Quién como Rafo Raez para ser incluido como Bonus Track. Hasta ahora escucho la canción y no la entiendo ni papa. Solo: "Tomar tu piel con mi cuerpo de salitre, tomar tu miel con mi lengua de cacique..."